Objetivo General:
Reflexionar sobre la inclusión del valor moral Justicia en la Educación Social para la preparación integral del ser humano.
Reconocer y valorar la especificidad del ser humano como ser capaz para darse a sí mismo principios racionales que orienten la vida individual y colectiva.
Objetivos Específicos.
Fortalecer los valores morales, libertad, solidaridad, honestidad, paz y prudencia en el interior de la conciencia del ser humano.
Relacionar los diferentes valores que interviene en la Justicia para mejoramiento espiritual, social y moral del ser humano.
INTRODUCCIÓN
Hoy en día nuestra sociedad carece de principios y valores morales, los cuales favorecen el desarrollo de la persona humana.
Para fortalecer los valores no sólo basta con evaluar y concientizar al ser humano sobre la necesidad de actuar, sino de reconocer y valorar la especificidad del individuo como ser capaz para darse así mismo principios racionales que orienten la vida individual y ser personas integrales para lograr la felicidad.
La Educación para la justicia constituye una responsabilidad de todos los agentes sociales y de todas las instituciones de finalidad educativa, formales y no formales.
Su formación corresponde de forma particular a las instituciones y programas de educación social, los cuales ayudan a la adquisición y modelación de comportamientos y formas de pensar y actuar en donde el ser humano da a conocer la transformación que se dan en las diferentes etapas de su desarrollo.
El siguiente trabajo está desarrollado sobre el valor moral de la Justicia sobre la Educación Social. Teniendo en cuenta que la justicia se basa en concebir la justicia como la aptitud humana que, con fundamento en los principios éticos, morales y jurídicos, persigue como fin supremo lograr el respeto y el adecuado ejercicio de los derechos individuales o colectivos, para cuyo fin se debe implementar acciones como instrumentos específicos de coerción y/o sanción del actuar humano en la justa proporción, es decir, equiparando el valor del bien jurídico tutelado con el daño causado por la conducta o la ausencia de ella.
Aquí se desarrollará cómo el valor Justicia es aplicado a nuestra sociedad salvadoreña, algunos valores morales que deben fomentarse para que dicha virtud sea exitosa y favorable para el ser humano como complemento de la formación espiritual, moral y social.
EVALUACIÓN DEL DESARROLLO Y APLICACIÓN DE LA JUSTICIA EN LA SOCIEDAD SALVADOREÑA
La justicia es la virtud que inclina dar a cada uno lo suyo, lo que se le debe, su derecho. Ejemplo: la vida, fama, el bien material, etc.
Es la que se esfuerza continuamente para dar a los demás lo que le es debido, de acuerdo con el cumplimiento de sus deberes y de acuerdo a sus derechos como personas, como padres, como ciudadanos, como profesionales y como gobernantes.
Esta virtud radica en la voluntad, y su materia propia no son las pasiones humanas, sino las acciones exteriores por las que nos relacionamos con los demás. El medio de la justicia no es interno, sino que consiste en una determinación exterior.
División de la Justicia
La justicia se distingue en tres especies: legal, conmutativa y distributiva.
Justicia Legal o General: es la que ordena los actos de las personas al bien común. Se llama legal porque su efecto más propio es el cumplimiento de las leyes. Se denomina también general, porque informa a las demás virtudes y las orienta al bien común.
Justicia Conmutativa: inclina a dar a los demás su bien propio, regulando las relaciones entre las personas privadas y se llama conmutativa porque se aplica especialmente en el comercio y todo tipo de contrato.
Justicia Distributiva: inclina a los gobernantes a distribuir las cargas y bienes comunes entre las personas privadas, en proporción a sus méritos, dignidad y necesidades, regulando así las relaciones de la autoridad con los súbditos.
Cuando se dan estos tipos de justicia se puede decir que existe una verdadera justicia social. La cual es una exigencia vinculada con la cuestión social, que hoy se manifiesta con una dimensión mundial; concierne a los aspectos sociales, políticos y económicos y sobre todo, a la dimensión estructural de los problemas y las soluciones correspondientes.
La justicia resulta particularmente importante en el contexto actual, en donde el valor de la persona, su dignidad y sus derechos, a pesar de las proclamaciones de propósitos, está seriamente amenazada por la difundida tendencia a recurrir exclusivamente a los criterios de la utilidad y del tener.
La justicia, es efecto, no es una simple convención humana, porque lo que es justo no está determinado originariamente por la ley, sino por la identidad profunda del ser humano.
ESTRATEGIAS APLICADAS A LA EDUCACION PARA LA JUSTICIA
Existen muchas estrategias para poder aplicarlas en una formación justa y con valores morales. Para llevarlas acabo en la vida diaria tienen que ser de la siguiente manera:
1. Esforzarse continuamente:
La persona justa, en todo momento piensa y se esfuerza por ser justo. No solamente en algunas ocasiones, sino que todo el tiempo está haciendo voluntariamente, el esfuerzo por ser justo. No lo deja para las ocasiones difíciles o grandes, sino que, aún en las ocasiones pequeñas hace ese esfuerzo por practicar la virtud.
2. Para dar a los demás:
Para poder dar a los demás algo se necesitan dos cosas:
a) Reconocer que la otra persona es una persona, descubriendo en el otro una persona digna, no importando su edad, condición social. Teniendo en cuenta que esa persona es imagen y semejanza de Dios. Una de las preguntas que se da en nuestra comunidad educativa es: ¿Por qué los papás no son justos a veces con sus hijos? ¿Por qué no ven en ellos a otras personas con la misma dignidad? Lo cual ellos suelen responder: "Como yo soy el papá o la mamá, tienen que obedecerme como yo quiero, tienen que servirme porque yo mando". Cuando esto sucede, los hijos no son tratados justamente. Son considerados inferiores o menos que los propios padres. ¿Acaso no tienen la misma dignidad?
b) Esforzarse con la inteligencia y con la voluntad para reconocer en los demás a otros "yo". Si yo sólo pienso en mí mismo, en mis caprichos, en mis egoísmos, ¿acaso podré pensar bien en los demás y descubrir en ellos a otra persona igual en dignidad que yo?
3. "Lo que les es debido…"
Si se reconoce en los demás a otra persona digna, creada a imagen y semejanza de Dios, ahora se necesita pensar y esforzarse por darle a cada uno lo que le corresponde, lo que le es debido. Por ejemplo, un niño recién nacido llega al mundo indefenso. ¿Qué es lo que le corresponde? ¿Qué es lo que le es debido?
Cuidado, alimentación, cariño, cambio de pañales, una cunita donde pueda dormir con tranquilidad y reposo. Le es debido darle la medicina necesaria, las vacunas que le darán salud. Se le debe dar atención por parte de su padre y de su madre, y muchas cosas más.
Si unos esposos quieren ser justos, deben darse un verdadero amor. Vivir buscando lo mejor para el otro. Dedicar sus intereses para lograr hacer feliz a su cónyuge, aunque cueste mucho esfuerzo.
4. "De acuerdo con el cumplimiento de sus deberes y obligaciones…"
Al dar a cada uno lo que le es debido, es preciso darlo desde el cumplimiento de los propios deberes y obligaciones. Por ejemplo: no se puede ser injusto con los habitantes de un país, que, a pesar de tener necesidades, carencias, y poseer la misma dignidad que uno posee no poderle brindar la ayuda que en esos momentos ellos necesitan. Pero eso sí, esa persona tendrá responsabilidades y obligaciones como esposo o esposa, padre o madre, amigo o amiga, hijo o hija, trabajador, etc.
Será justo con los demás si cumple esos compromisos que tiene por ser lo que es.
Por ejemplo, si un padre quiere ser justo con sus hijos, ha de cumplir todas sus obligaciones y responsabilidades como padre, procurándoles lo que necesiten para vivir, vestirse, alimentarse, dándoles cariño, educación, confianza, etc.
¿Cuántos padres o madres existen que no cumplen con esas obligaciones con sus hijos? Son padres injustos.
5. "De acuerdo con sus derechos…"
Para ser justos hay que conocer los derechos de los demás. Un padre tiene la obligación de educar a sus hijos. Un hijo tiene el derecho de ser educado por sus padres. Un esposo tiene la obligación de amar a su esposa. Una esposa tiene el derecho de ser amada por su marido… Pero, ¿conozco y acepto que mis obligaciones son derechos para los demás? La persona verdaderamente justa así lo hace. Se esfuerza por realizarlo.
6. Intentar que todos los que están alrededor hagan lo mismo.
Cuando la virtud de la Justicia se ha desarrollado en una persona, hace que ésta no se conforme con ser justa, sino que ayuda a todos los que están a su alrededor a que vivan justamente. Este es motivo principal para la educación de la virtud en los hijos: que sus padres se esfuercen en que los hijos, se ejerciten y se formen en la Justicia.
Esta virtud pone en orden nuestras relaciones con Dios y con los demás; hace que respetemos mutuamente nuestros derechos; hace que cumplamos con nuestros deberes, pide sencillez, sinceridad y gratitud.
La justicia está en función de la capacidad del individuo de reconocer el débito. A la vez, podemos ver que, si se trata de dar exactamente lo que es debido, la actuación puede resultar muy exigente. Dependerá mucho del estado afectivo de cada persona.
VALORES MORALES QUE SE DESARROLLAN DENTRO DE LA JUSTICIA
La libertad es un concepto muy amplio al que se le han dado numerosas interpretaciones por parte de diferentes filosofías y escuelas del pensamiento. Se suele considerar que la palabra libertad designa la facultad del ser humano que le permite decidir llevar a cabo o no una determinada acción según su inteligencia o voluntad. La libertad es aquella facultad que permite a otras facultades actuar y que está regida por la justicia, esta definición es propia de una sociedad o un Estado, el cual "obliga" a las personas a regirse según un modelo estándar de conducta.
Sobre la base de las consideraciones antes expuestas, podríamos decir que la libertad implica tener derechos, pero también tener deberes, lo cual nos obliga a respetar el derecho de los otros y a vivir de conformidad con los preceptos que nos permitan la mejor interrelación con nuestros congéneres. Igualmente podemos decir que este valor representa una lucha permanente por lograr a plenitud el goce de la vida personal y espiritual.
En sentido general podemos decir que la libertad es uno de los valores más trascendentes de la condición humana, ella nos permite crecer y desarrollarnos a plenitud y poder desenvolvernos en el ámbito social con una amplia conciencia en la razón de la existencia que nos permite actuar, comunicarnos, sentir y discernir para vivir felices, en la continua intercomunicación con los seres que nos rodean con la naturaleza de la cual dependemos y con el cosmos como sinónimo de todo cuanto existe.
La Solidaridad: es un valor de gran trascendencia para el género humano, pues gracias a ella no sólo ha alcanzado los más altos grados de civilización y desarrollo tecnológico a lo largo de su historia, sino que ha logrado sobrevivir y salir adelante luego de los más terribles desastres. Es tan grande el poder de la solidaridad, que cuando la ponemos en práctica nos hacemos inmensamente fuertes y podemos asumir sin temor los más grandes desafíos, al tiempo que resistimos con firmeza los embates de la adversidad.
El que es solidario se interesa por los demás, pero no se queda en las buenas intenciones sino que se esmera por ayudarlos de manera efectiva cuando se encuentran en dificultades. Esta manera de ser es inspirada por el deseo de sentirse útil y hacer el bien y se ve recompensada cuando las condiciones de vida de aquellos a quienes se quiere ayudar mejoran. La solidaridad, cuando persigue una causa noble y justa, cambia el mundo, lo hace mejor, más habitable y más digno.
La Honestidad: es un valor o cualidad propia de los seres humanos que tiene una estrecha relación con los principios de verdad y justicia y con la integridad moral. Una persona honesta es aquella que procura siempre anteponer la verdad en sus pensamientos, expresiones y acciones. Así, esta cualidad no sólo tiene que ver con la relación de un individuo con otro u otros o con el mundo, sino que también puede decirse que un sujeto es honesto consigo mismo cuando tiene un grado de autoconciencia significativo y es coherente con lo que piensa. Lo contrario de la honestidad sería la deshonestidad, una práctica que comúnmente es repudiada en las sociedades contemporáneas, ya que se la asocia con la hipocresía, la corrupción, el delito y la falta de ética.
No podemos reducir el concepto de Solidaridad a un simple servicio extraordinario; el término "servicio", puede hacernos perder de vista otros aspectos de la Solidaridad.
La solidaridad es la ayuda mutua que debe existir entre las personas, no porque se les conozca o sean nuestros amigos, simplemente porque todos tenemos el deber de ayudar al prójimo y el derecho a recibir la ayuda de nuestros semejante.
La Paz: es un valor que suele perderse fácilmente de vista. Cuando una nación entra en conflicto con otra y tenemos que vivir sus consecuencias o cuando en la familia los problemas o pleitos comienzan a surgir comenzamos a apreciar el valor que tiene la paz.
La paz puede verse a nivel internacional o a nivel personal, pero en cualquier perspectiva debemos entender que no surge como producto de un "no meterse con nadie", con un dejar hacer a los demás para que me dejen "vivir en paz". La calma y tranquilidad tampoco se da, necesariamente, como producto de convivir con personas afines.
Las dificultades entre los seres humanos suele ser algo común. Quien no sabe vivir en paz generalmente lo identificamos como una persona conflictiva. Ésta, se caracteriza por:
Es imposible llegar a un acuerdo, aunque sea pequeño y de poca importancia.
Tiene una marcada tendencia a buscar en las palabras y actitudes un doble propósito, normalmente negativo.
Se siente aludido y agredido ante cualquier circunstancia, y más si está en contra de sus intereses.
Busca por todos los medios "salirse con la suya" aunque esté equivocado.
En el trabajo o los negocios crea dificultades inexistentes.
Discute con facilidad.
Vivimos en una época en la que se habla mucho de armonía y paz interior. Sin embargo pocos mencionan que una de las mejores formas de alcanzar estos ideales es mediante el espíritu de servicio hacia los demás. La paz es el fruto de saber escuchar, de entender las necesidades ajenas antes de las propias.
Mucho de la paz que podamos vivir con los demás radica en nuestra forma de expresarnos. En algunos momentos tenemos el impulso de hacer notar los errores de nuestros interlocutores sin saber todo lo que tienen que decir, provocando discusiones y resentimientos. Expresar nuestro punto de vista en el momento oportuno, facilita la comunicación y aumenta las posibilidades de superar las dificultades, pues ambas partes se sienten escuchadas.
Del mismo modo ocurre cuando se hace necesaria la corrección de una actitud: el disgusto nos mueve a reprender en el momento sin medir las palabras que utilizamos. ¿Cuántas veces nos hemos arrepentido por la excesiva dureza que tuvimos con nuestros subalternos, hijos o compañeros?
La pérdida de la paz interior consecuente, se debe a la intolerancia e incomprensión que mostramos, generando una imagen negativa y tal vez altanera de nuestra persona. Por eso es importante pensar con serenidad antes de tomar cartas en el asunto.
Prudencia: es una virtud de la razón, no especulativa, sino práctica: la cual es un juicio, pero ordenado a una acción concreta. La prudencia nos ayuda a reflexionar y a considerar los efectos que pueden producir nuestras palabras y acciones, teniendo como resultado un actuar correcto en cualquier circunstancia. La prudencia en su forma operativa es un puntal para actuar con mayor conciencia frente a las situaciones ordinarias de la vida.
La prudencia es la virtud que permite abrir la puerta para la realización de las otras virtudes y las encamina hacia el fin del ser humano, hacia su progreso interior.
La prudencia es tan discreta que pasa inadvertida ante nuestros ojos. Nos admiramos de las personas que habitualmente toman decisiones acertadas, dando la impresión de jamás equivocarse; sacan adelante y con éxito todo lo que se proponen; conservan la calma aún en las situaciones más difíciles, percibimos su comprensión hacia todas las personas y jamás ofenden o pierden la compostura. Así es la prudencia, decidida, activa, emprendedora y comprensiva.
El valor de la prudencia no se forja a través de una apariencia, sino por la manera en que nos conducimos ordinariamente. Posiblemente lo que más trabajo nos cuesta es reflexionar y conservar la calma en toda circunstancia, la gran mayoría de nuestros desaciertos en la toma de decisiones, en el trato con las personas o formar opinión, se deriva de la precipitación, la emoción, el mal humor, una percepción equivocada de la realidad o la falta de una completa y adecuada información.
La falta de prudencia siempre tendrá consecuencias a todos los niveles, personales y colectivas, según sea el caso. Es importante tomar en cuenta que todas nuestras acciones estén encaminadas a salvaguardar la integridad de los demás en primera instancia, como símbolo del respeto que debemos a todos los seres humanos.
El ser prudente no significa tener la certeza de no equivocarse, por el contrario, la persona prudente muchas veces ha errado, pero ha tenido la habilidad de reconocer sus fallos y limitaciones aprendiendo de ellos. Sabe rectificar, pedir perdón y solicitar consejo.
La prudencia nos hace tener un trato justo y lleno de generosidad hacia los demás, edifica una personalidad recia, segura, perseverante, capaz de comprometerse en todo y con todos, generando confianza y estabilidad en quienes nos rodean, seguros de tener a un guía que los conduce por un camino seguro.
Como alcanzarla:
El recuerdo de la experiencia pasada: Si una persona no sabe reflexionar sobre lo que le ha sucedido a él y a los demás, no podrá aprender a vivir. De esta manera la historia se transforma en maestra de la vida.
Inteligencia del estado presente de las cosas: El obrar prudente es el resultado de un comprender mirando la comprensión como la total responsabilidad, como el verdadero amor que libera de las pasiones para llegar al final de la vocación humana“: el conocimiento.
Discernimiento al confrontar un hecho con el otro, una determinación con la otra. Descubrir en cada opción las desventajas y las ventajas que ofrecen para poder llegar a realizar una buena elección.
Asumir con humildad nuestras limitaciones, recurrir al consejo de todas aquellas personas que puedan aportarnos algo de luz.
Circunspección para confrontar las circunstancias. Esto sería que alguna acción mirada y tomada independientemente puede llegar a ser muy buena y conveniente, pero viéndola desde dentro de un plan de vida, de un proyecto de progreso personal, se vuelve mala o inoportuna
CONCLUSIÓN
El fortalecimiento de los valores concientizan al ser humano sobre la necesidad de actuar correctamente logrando que mantengan una conducta adecuada logrando así una motivación la cual les ayudará en la vida, trabajo, cambio y la transformación total como personas humanas, para lo cual es necesario argumentar, demostrar y persuadir, desde su seno familiar.
La justicia ayuda al ser humano en hacer cumplir con sus obligaciones, preparar su formación personal para ser digno de respeto.
La justicia es principio fundamental de la existencia y coexistencia de los hombres, como asimismo de las comunidades humanas, de las sociedades y los pueblos.
A lo largo de los siglos, la justicia ha ido teniendo definición según las distintas relaciones y aspectos. De aquí el concepto de justicia conmutativa, distributiva, legal y social. Todo ello es testimonio de cómo la justicia tiene una significación fundamental en el orden moral entre los hombres, en las relaciones sociales e internacionales. Para organizar con justicia el conjunto de la vida social en sus aspectos varios, es necesario que el hombre viva en un contexto de justicia y, más aún, que cada uno sea justo y actúe con justicia respecto de los cercanos y de los lejanos, de la comunidad, de la sociedad de que es miembro.
La justicia es la base de la posibilidad real de ser bueno; en esto se apoya la elevada categoría de la prudencia. La justicia protege y garantiza los derechos y deberes fundamentales, observa y juzga las condiciones que afectan a los diversos sectores de la sociedad, vigila y guía la disparidad de oportunidades económicas y orienta las circunstancias sociales de modo que favorezcan la convivencia pacífica de sociedad.
BIBLIOGRAFÍA
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